Aborto a la mexicana

La propuesta de despenalización del aborto en el DF obedece a una premisa esencial: las mujeres que quieren abortar, sobre todo tratándose de mujeres de escasos recursos, se mueren en la plancha por ir con un cuasidoctor que les practica un aborto con equipo que espantaría a un alquimista del siglo XVI.

¿Y tenemos que asustarnos? Digo, yo estoy en contra de que mi novia-esposa-pareja-amante-whatever termine un embarazo de un hijo de ambos, pero de eso se trata: de tener la opción de decidir.

Si tus principios morales, espirituales y/o religiosos te hacen aborrecer la opción de abortar, es fácil: NO ABORTES NI LE SUGIERAS A NADIE QUE ABORTE.

Y vámonos por reducción a lo absurdo: a mi me cagan las telenovelas y no estoy empezando una campaña para sacar del aire esas mierdas, lo que hago es por ningún motivo ponerle en ese canal, ejerzo mi derecho de no apoyar algo que rechazo en todas sus formas.

No entiendo porque hay que imponer nuestras creencias en los demás para sentirnos mejor con nosotros mismos, sobre todo hablando de una ley que va a proteger a mujeres que no tienen la preparación para saber que si no quieren tener un hijo, hay mejores opciones que irse a que les pasen cuchillo en una trastienda.

Tampoco se trata de empezar a promover el aborto como opción primordial, se trata de tener opciones. Punto. Y cada quien transmitirle sus valores a su gente, que para eso por muy poca educación que se tenga, siempre existe el sentido común.

Mis respetos al PRI por ponerlo en la mesa, al PRD por rifarse con ellos, al PAN por generar la oposición (lo cual enriquece el debate) y a las distintas religiones por aoptar una posición que sin duda deben mantener, y mientras todas las voces se manifiesten con respeto y pluralidad, generando todo tipo de propuestas conforme a sus criterios e idelogías, podremos hablar de un ejercicio multi-ideológico y multicultural para la atención de un serio problema de salud pública.