Los partidos chiquitos obviamente van a brincar porque ya no va a ser tan fácil conseguir prerrogativas y les va a implicar chambear para conseguir el 4% de los votos para mantener su registro. Y no es que sea cosa fácil sacar el 2% y menos el 4%, pero tampoco es que representen a gran parte de la población o siquiera sectores específicos (Elba Esther negó lo más que pudo su relación con el PANAL, no era un partido de maestros).
Esta reforma también ayudaría a que cada vez se tienda mas hacia un sistema bipartidista, ya que las fuerzas políticas que fueran perdiendo el registro se aliarían con fuerzas mayores. A ver como se traduce eso hacia los institutos electorales y partidos locales que pintan para irse crenado hacia el 2012, alguno con la idea de vivir del presupuesto, otros como estrategia política de candidatos a la Presidencia, y otros que ya tienen un peso propio, como el caso de Coahuila.
Y en el corto plazo, también esto puede desencadenar que entre el PT y Convergencia le pidan al Peje que jale más hacia uno de los dos -o de plano que se decida por uno- al fin que quien pierde ahí de todas todas es el PRD.
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